16 de enero de 2013

Me cago en Estivill.

Oli ya cumplió un añito hace rato (va para el año y dos meses!) y desgraciadamente sigue durmiendo como el orto. Es más, cada vez parece que duerme peor.

Al principio era entendible, porque tenía reflujo, vomitaba mucho y le dolía la pancita. Estaba medicado. Entonces me parecía una hijadeputez dejarlo llorar de noche, cuando sabíamos que estaba con dolor. Así que religiosamente coda 3 horas o menos, cuando lloraba, lo levantaba de su cunita, le daba la teta hasta que se dormía y volvía a acostarlo.

Todo bien.

Pero a los ocho o nueve meses dejó de vomitar (gracias a Jebús, limpiar vómito 20 veces al día no es divertido, se los juro!!!). Poco a poco le fuimos sacando la medicación con la esperanza que empezara a dormir mejor, pero nada... seguía igual... o peor.

Entonces pensamos que eran los dientitos. Siempre estaba cortando alguno y no hay nenedent que alcance... Ni siquiera San Ibuprofeno...

Pero seguía levántandome cada dos o tres horas...

A los 10 meses lo consultamos con la pediatra. 
Nos dijo 
-¿Cómo que todavía no sacaron la cuna del cuarto de Uds.?
- Y... es que si me tengo que levantar cada dos horas, por lo menos quiero tenerlo cerca! No doy más!!
-No, pero así no va a dormir nunca... tenés que hacer un esfuerzo y llevarlo al otro cuarto, ya vas a ver que va a dormir mejor...
Esa misma noche llevamos la cuna al otro cuarto... Y primero se tenía que acostumbrar a dormir en la otra habitación... Después se nos ocurrió que tenía que tomar menos teta, y empezamos a dormirlo con mamadera... después... Después me seguía levantando cada dos o tres putas horas.

Después cumplió un año y empezamos a preocuparnos. ¿Este hijo de p%$@ no va a dormir nunca??
Y volvimos a consultar a la pediatra.
-¿Y probaron dejarlo llorar?
-No... -dije yo no muy convencida, nunca fui fanática del Método Estivill, pero a esta altura del partido ya estaba dispuesta a probarlo todo.
Unas noches más tarde lo intentamos.
La primera noche fue un caos, Oli primero lloró. Después Gritó, gritó y gritó, hasta ponerse afónico, mientras revoleaba almohaditas y muñequitos con toda la bronca. Mientras tanto yo lloraba en el sillón y G. iba y venía tratando de consolarnos a los dos. Me sentí el ser más hijo de puta del planeta, hacerle eso a tu propio hijo... Pero lo intenté un rato más.
Nunca escuche gritos como esos, el pendejo parado en la cuna revoleando cosas y gritando y nosotros pensando -ya se va a cansar. ¡Minga que se cansó! Primero me cansé yo, y con toda la culpa del mundo fui y lo abracé, llorando.

-Cagamos. Ahora ya sabe que ganó...

Unas noches más tarde, harta de que solo quisiera teta y se despertara apenas tocar la cuna, y después de 1 hora y media de intentar dormirlo (a las 5 de la mañana) volvimos a intentarlo.
Lo dejamos en la cuna... y nos fuimos a nuestra habitación.

Escuchamos llantos. Gritos... y más gritos...

Hasta que de repente...

                      ...escuchamos unos pasitos...

                              ...y con todo el terror del mundo lo vimos aparecer por la puerta, a los gritos y levantando los bracitos.

Perdimos.

No vamos a dormir nunca más.